martes, 16 de febrero de 2010

Y todo por una rosa

Todavía me acuerdo de la primera vez que un ‘hombre’ me regaló una flor: tenía ocho años y estaba en segundo de primaria. Se llamaba Germán, tenía el cabello rubio, rizado y nuestros amigos nos organizaron una boda en el patio de la escuela. Mi velo de novia era de hojas rayadas de un cuaderno (cuidadosamente unidas con diurex) y nuestros anillos eran una especie de alambre con el que normalmente se cierra el pan Bimbo.
Cuando me regaló esa rosa color durazno (que en realidad era un prendedor que encontré en una cajita de recuerdos la semana pasada), le dije que me había gustado mucho y nos dimos el primer beso de nuestras vidas; pero en la mejilla, claro.
Desde entonces he recibido varias flores; todas de hombres a los que he querido profundamente y me han querido de regreso. No sé si los he amado a todos. Por pensar en ellos, y por darme un día para recordarlos, aquí lo que han significado en mi vida a pesar de que ya no estemos juntos:

J.M. Íbamos en tercero de primaria. Te di el primer beso –ahora sí en la boca– y te odié desde el día que me dio gripa, falté a la escuela y decidiste que era buen momento para andar con otra de mis amigas. Lo último que supe de ti es tan deprimente que prefiero reservármelo.

R. Fuiste el primero que me hizo llorar. Creo que también fuiste el primero al que 'realmente quise'. Hace un año o dos, me invitaste a salir. Volvimos a gustarnos y a pensar que las cosas se quedaron inconclusas. Aún así, yo tenía un ex novio al que todavía quería y, dado que las cosas se arruinaron, todo quedó como antes.

E. No sólo eras mi novio, también eras mi amigo. Pienso que por eso me dolió perderte. Me escribías poemas y yo me sentía flotando en una nube. Además me parecías guapísimo.

I. Me volvía loca platicar contigo, que fueras mucho más grande que yo, la camisa azul que usabas con chamarra negra de piel y tu olor. Me regalaste uno de mis libros favoritos, me escapé a besarme contigo en el parque y espero seguir teniéndote en mi vida hasta que me muera. Siempre nos hemos entendido y, de algún modo, te quiero; como un amigo y como un recuerdo de la primera locura que hice y disfruté intensamente.

M. Lo fuiste todo. En ti estaba el mundo. Me hiciste profundamente feliz. Después sufrí como nunca. Pero no me arrepiento de nada, ni siquiera de las líneas que hablan de los corazones fragmentados. Para mi tú siempre serás lo que marca un parámetro en mi vida sobre lo que es el amor, la felicidad y la tristeza. Contigo tuve certezas: de que me amaste y de que te amé; de que construiríamos una vida juntos aunque esa idea se nos haya escapado hace años. Eres un recuerdo y, a la vez, creo que siempre serás parte de mi vida.

Ahora me siento como en En busca del tiempo perdido. Como el personaje de Proust, creo que he sido víctima de una sinestesia: bastó con tocar esa rosa color durazno para acordarme de todo esto...

2 comentarios:

  1. Todo esto me recordo un comercial: Patrick´s ...para hombres que dejan huella ja ja ja..

    Amores.... la vida esta llena de ellos no?

    Saludos

    Oxscar

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  2. Totalmente. Y creo que todos nos influyen y nos marcan.
    Saludos.

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