¿Te acuerdas de cuando sabía tocar el piano?
Mañanas de domingo y café. Voces en la casa. La puerta del jardín abierta y luego los vecinos preguntándole a mi mamá quién de la familia sabía tocar. Conocía todas las marcas de pianos. Según yo había diferencias entre mi Baldwin y el Wurlitzer de cola que a mi papá le hubiera encantado comprarme en la Sala Chopin. Me pasaba las tardes ensayando, leyendo la partitura hasta que sonara bien. Frustración, bajar la cabeza, golpear las teclas blancas y querer romper los pentagramas cuando me tardaba demasiado en llegar a la velocidad ideal.
¿Te acuerdas de Mozart? Era el reto máximo aunque la gente se conformara con Beethoven. Falanges en frenesí, cascada musicalizada de derecha a izquierda, de izquierda a derecha y dando saltos ocasionales entre una octava y otra hasta recorrer el piano entero. Tiempo detenido. Sanación del alma misma en el acompañamiento de la clave de fa. Llorar a ratos, enorgullecerme en otros tantos.
Entré y miré el polvo sobre la madera oscura. ¿Por qué no recordar viejos tiempos? Escogí a Schubert, como antes. Serenade. Y, milagrosamente, la música emanó de las manos torpes y adormecidas. Tiempo detenido. Sanación del alma misma en el acompañamiento de la clave de fa. Ojalá pudiera tocar de nuevo, como antes.
Emmm... es cuento o es anécdota?
ResponderEliminarOxscar
Esta es anécdota, ja.
ResponderEliminarAh mira que chido.....=)... sobra el talento por allá verdad?
ResponderEliminarJa ja ja
Saludos
Oxscar
Jajaja (blushing)
ResponderEliminarEra buena pero eso de la música lo perdí por descuido y sólo reaparece por ratos...
Saludos!