Se fijará en los párpados cerrados; recubrimientos nefastos de las pupilas que con tanto menosprecio la han observado durante todo este tiempo. Recordará la vida que soñó y que nunca tuvo. Se afligirá por esas horas que le fueron mutiladas. Le pesará la ausencia. Llorará por el primer instante en que la despreció como mujer y la erigió como puta, criada y lacerante receptora de sus golpes en las noches de embriaguez.
Mañana ya no habrá que perdonarlo. Mañana la odiarán sus hijas. Mañana se olvidarán de agradecerle que ‘por ellas’ se sacrificó. Mañana se negará la posibilidad de aceptar que fue ella, y sólo ella, la responsable de su papel de víctima.
***
Desvió la mirada cuando asestó el primer golpe. La sensación de su mano sobre la piel tibia le provocó un estremecimiento. Luego abandonó los titubeos. La rabia era demasiada y le borró la conciencia de las lágrimas que le escurrían sobre el camisón de franela. En cada impacto, sus anhelos de amor, las taciturnas imágenes de una vida que se quedó en promesas. Y así siguió hasta que una desconocida humedad inundó la cama. Las sábanas habían dejado de moverse. Continuó llorando –durante muchos años más– en los instantes desesperados en que deseó, con toda su alma, poder volver a dormir en paz.
-Música: The man with the harmonica, versión en violonchelo, de Ennio Morricone
Orale Tere que cosas se te ocurren.....=)
ResponderEliminarLo malo es que a veces la realidad supera la ficción....=(
Saludos
Oxscar
¿Qué haríamos sin imaginar locuras, Oscar?
ResponderEliminarSaludos :)
Sin locuras seria una realidad muy aburida redactora....=)
ResponderEliminarSaludos
Oxscar