jueves, 1 de julio de 2010

VIII.

Me iré, pues, a escribir. Dejar caer la ceniza sobre el pasto y jugar a nublarme el juicio con un poco de humo para no pensar en ti. Permitirme un momento del lento retorno a la nada; ese deshabitado inicio donde no existía el 'nosotros'. Una tecla, dos, tres, cientas para escribirte lo que no te gritaré en la cara. Veinte o treinta ridículas y desgastadas palabras para trazar tus ojos frente a la luz. Lloriquearle al patético 'crack' de la musculatura que nos late en el pecho y dejar sonar las notas que por ratos me harán encogerme en la silla con las mejillas tibias y las manos ansiosas.
Después daré la vuelta. Como sucede con todas las ausencias, la imagen habrá de desdibujarse y sólo quedarán las letras; indiferentes signos gráficos que para entonces ya no tendrán ningún significado.

-Música: I'm not in love, cortesía de John Barry

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