lunes, 12 de octubre de 2009

El mar lo trae de regreso

La era de los circos ha quedado atrás. Frente a las gradas de los espectadores, y detrás de los caballitos y malabaristas, ya no son necesarios los payasos. Para entretenimiento de mal gusto, pésima calidad y actuaciones ridículas dignas de cualquier bufón callejero, están las telenovelas mexicanas.
Corazón Salvaje se estrenó hoy, a las nueve de la noche, por el Canal de las E-s-t-r-e-l-l-a-s. A treinta minutos del inicio, mi conclusión es simple: no hay contenido más patético en ningún otro canal de televisión abierta o de paga.
En 1993, una versión del mismo melodrama se estrenó en el mismo canal y fue todo un éxito. En ese entonces, yo tenía siete años y estaba enamorada de Juan del Diablo; interpretado por Eduardo Palomo (Dios lo tenga en su santa gloria). Hace unos minutos, esta misma celebridad televisiva (evidentemente caracterizada por otro actor) ‘emergió’ del mar –disfrazado como una marioneta homosexual– con un asqueroso pulpo muerto en la mano y grotescos cabellos (seguramente obtenidos de alguna tétrica muñeca de Sanborns) colgándole frente a la cara. Cuando ví la escena, no sabía si reírme o llorar.
Por su parte, las heroínas, Mónica y Aimé –antes interpretadas por Edith González y Ana Colchero–, son personajes que han pasado a la historia y, en su lugar, Araceli Arámbula de la vida a ambas mujeres gracias a pésimos efectos visuales. Pero lo peor del caso no es la nula capacidad del personal para esforzarse en hacer un buen casting, o su escasa preparación en edición, sino las tristes pelucas que le adornan el cabello a la que le robó el corazón a Luis Miguel: dos mechudos, rojo y rubio, le adornan la –seguramente– cabeza hueca mientras alterna su actuación de ‘buena’ y ‘mala’.
Del resto de los actores, es mejor no hablar.
Como postre, transcribo tres de los diálogos de la nueva telenovela de Televisa para las familias mexicanas. Gracias al cielo que no soy de la idea de que la televisión debe de educar a la sociedad. Espero, de todo corazón, que los creadores de este adefesio mediático, tampoco lo crean.

Personaje masculino llamado Juan de Dios (¿papá de Juan del Diablo?), HABLANDO SOLO, desde la cárcel:
–¡Agua! ¡Agua! (¿Se cree Jesús o qué carajos?) María del Rosario, si al menos supiera algo de ti... (¿Quién coño le dice el nombre completo a su pareja cuando está enamorado?)
–María del Rosario ¿eres tú o estoy soñando? (¡Deja de drogarte, pendejo!)

Personaje femenino llamado Leonarda (no me crean, ya hasta se me olvidó), HABLANDO SOLA, en una noche de una ‘gala’:
–Si riego mi propia sangre, me condenaré para siempre (No quiere mandar matar a alguien de su familia para no arder en el infierno). Mientras tanto, seguiré martirizando a María del Rosario (su hermana) hasta enloquecerla. (¡Ay, cabrón! ¡Qué buenos deseos! ¡Aplausos para Helena Rojo y los guionistas!)

2 comentarios:

  1. Totalmente concuerdo contigo. Esa telenovela es un verdadero circo de baja categoria.

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  2. Si crees que las pelucas de Araceli Arámbula son malas, deberías ver las de las niñas que interpretan el papel a los 9 años...

    Es triste la calidad de la televisión mexicana. Los guionistas deberían tomar clases,... lo malo es que seguro sus maestros son unos brutos también.

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