jueves, 18 de agosto de 2011

The Facebook Factory Inc.

Te damos la bienvenida a la primera red social en llevarse el mérito al elogio de la mentira. Aunque de ningún modo se cuestiona su capacidad para entretener al ocioso o calmar las ansias del voyeurista, exhibicionista y psycho killer (no hay que hacernos güeyes, todos hemos espiado, alguna vez, la cuenta de un ‘ex’) que todos llevamos dentro, la más comercial de las creaciones de un hijo de Abraham en la Tierra es la factoría de las máscaras virtuales. Es decir, mientras que la web surgió como una herramienta y las redes sociales –dirían algunos– para posibilitar una nueva forma de interacción, en conjunto, pareciera que han institucionalizado la más perfecta fábrica de identidades.

En The Facebook Factory Inc. se expiden personalidades a la medida. ¿Quieres ser ‘cool’ y ‘siempre listo para la fiesta’? Sube todas –todas, todas– las fotografías de tu compostura ahogada en un vaso (o botella) de vodka y tu credencial de ‘I’m a party boy/girl’ estará en un dos por tres. Anúnciale a la civilización que podrías pasar tus tardes en un bar de lunes a domingo. Ríete de tus ridiculeces y pregúntale a tus cuates ‘¿pa’ cuándo se repite?’.

¿Quieres ganarte la medalla al ‘viajero del año’? Etiqueta todas tus imágenes con los lugares que visitaste. No importa que ni siquiera tengas idea de cómo se escriben los nombres de las ciudades por las que v-i-a-j-a-s-t-e. Que se escuchen fanfarrias cuando tus ‘amigos’ (seguramente los 800 que tienes listados irían a tu funeral si mañana te atropella un pesero) lean cuáles fueron los sitios que inmortalizaste con el click del obturador y se mueran de envidia del vino europeo que bebiste sintiéndote catador francés.

¿Quieres que un productor te contrate como protagonista de su próxima telenovela? Pídele a tu distribuidor de disfraces de Halloween que le corte un poquito más de tela al atuendo para que todos puedan ver esa espalda que tanto te chulean en el trabajo o ese escote que tanto chiflido de albañil ha levantado en la calle. Antes de que te capte la lente, pon tu mejor sonrisa, acomódate el cabello, pídele a quien te tome la foto que te muestre la cámara 40 veces para que ‘cuando subas la imagen’ parezca que saliste radiante desde la primera toma.

The Facebook Factory Inc. también es la industria de la felicidad y de la mala ortografía –pOr eZo HaY qUiEn aMa EzKriVir AzI: cOmO sI tUvIeRa ReTrAZo mEnTaL– y sus aplicaciones la erigen como el fabricante número uno de olvido y desahogo. ¿Tu novio te rompió el corazón? Corre a cambiar tu ‘estado civil’. No vaya él a ganarte y avengonzarte frente a tus 800 a-m-i-g-o-s. ¿Tu 'hermano del alma' se quiso pasar de listo? ¿Lo viste manoseando a tu novia en una de las fotos de la última borrachera? Bórralo de tu lista de best friends. ¿Ese inmoral que te rompió el corazón prescindió de tu ‘amistad’? Compra un libro de filosofía barata y cita una de sus líneas en tu status. Quéjate, desángrate virtualmente y ruégale al señor que tus 800 incondicionales estén ahí para echarte porras y poner ‘like’ a esa frase de autoayuda que tanto trabajo te costó escribir. Aprovéchate de la única terapia gratuita que te hace sentir mejor borrando las imágenes de aquel/aquella que tanto te hizo sufrir.

En The Facebook Factory Inc. es muy simple crear ‘el retrato perfecto’. No hay fotografía de perfil que muestre ‘el lado oscuro’ del dueño de la cuenta. Quien salga en una postura inconveniente debe culpar sólo al ‘amigo’ que quiso ridiculizarlo difundiendo su imagen descompuesta de una noche de copas y una noche loca. Lo mejor del caso –y le pese a quien le pese– es que esta fábrica también está al servicio de quien decide ‘no ser de esos que abren una cuenta’. Les da la oportunidad de mantenerse en su papel de ‘intelectuales’, ‘gente seria’, 'fanfarrones' –ah, no, perdón, eso no– o (inserte el adjetivo que más le convenga aquí). Les permite diferenciarse y que los demás –que sí somos parte de la masa esclavizada– los notemos y roguemos su amable integración.

Zuckerberg tuvo razón cuando dijo que The Facebook Factory Inc. es exitosa porque permite lo que ninguna otra red social. Es un establecimiento dotado de una maquinaria única: posee tela, hilo y tijeras –todo virtual, claro– para confeccionar cualquier disfraz que la realidad imposibilitaría. Es una instalación dedicada a la realización del deseo. Es dulce alivio. Es un espejo de lo que escondemos bajo la piel.

2 comentarios:

  1. Creo que por lo que leo que hay que decir que The Facebook Factory Inc. terminó atrapandola redactora....=)


    Saludos


    Oxscar

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