“Quieres hablar. Quieres decir que juntos habéis tomado muchos cafés con sabor a olvido, con sabor a desprecio, con sabor a odio amable y monótono. Quieres decir que esta es la primera vez que el café tiene este desesperante sabor a fracaso. Pero no logras articular ni una palabra”.
Lo miraste con los ojos llorosos. Te abrazó con tristeza. Lo entendió.
¿Y el amor? Lo valía todo. Su carencia de pasiones y tu histeria por su exceso de trabajo. Los chistes con que te hacía reír en las mañanas después de pelear hasta la madrugada y las velas con las que adornabas la casa cuando le cocinabas en una noche de aniversario. Su falta de expresividad y tu manera de colgarle el teléfono. La carta con papeles multicolores que recortó toda una noche para regalarte un detalle y la canción que les tarareabas cuando le querías decir ‘te amo’.
Probaron más cafés. Durante años se negaron a aceptar ‘el sabor a fracaso’.
Te pusiste a llorar en esa tarde en que se tomaron la mano, cuando en la puerta te acarició el cabello y te propusiste jamás olvidar esa sonrisa que tanto amaste.
Luego, meses después, pensaste en los cafés que nunca bebieron. Faltó uno para sanar juntos, para seguir creyendo y para crecer. Pensaste también en los cafés con sabor a entrega, a dulce alegría matinal y al inmenso deseo que sentía por ti. Pensaste en los cafés que ahora beben solos. Algunos con sabor a libertad y ansiada renovación. Otros, en noches como esta en que vuelven a escucharse, a suave melancolía y a la velada nostalgia por lo que ya no está.
Este ha sido un año muy entrenido leyendo tus post...
ResponderEliminar¿De nuevo con el cafe?...Creo que ya es tiempo de invitarte uno...ja ja ja ja
Saludos
Oxscar
Viva el café :P
ResponderEliminarSaludos!