miércoles, 22 de septiembre de 2010

Alegría del carácter

Encuentro de dos caracteres en la computadora del tercer piso de una editorial.
–Buenas tardes, carácter. Carácter en tregua espera.
–¿Carácter carácter?
–Carácter carácter.
–¿Hoja?
–Dos, pero una azul.

El carácter considera al carácter. Hablará aunque sepa que sus palabras no sean las que convienen, temeroso de que las tijeras de la escritora siempre alertas no se deslicen en el aire, esos caracteres relucientes, y por una palabra equivocada invadan el espacio bondadoso de la hoja en blanco.

***

Llevo más de ocho horas combinando los monstruos de los infiernos del mundo en 3,000 caracteres. Tarea titánica. Misión casi imposible. Me volví loca. Ahora veo demonios y puntos y letras sobrantes en las paredes blancas del piso de mi oficina. Como tenía ganas de escribir –pero, again, me volví loca– se me ocurrió la mala idea de profanar a Cortázar y a sus cronopios y famas. Me iré al infierno de los que degradan y corrompen las escrituras claves de la historia de la literatura. Que así sea.

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