La Dama cerró los ojos hasta las dos y media de la madrugada. El calor no la había dejado dormir. Mucho menos las páginas de Auster. Es difícil que concilie el sueño cuando está a punto de terminar un libro. Rudolf Born la inquietaba. Temía encontrarse con su mirada si se esforzaba lo suficiente como para distinguir su silueta en aquella oscuridad. No quería visualizarlo con aquella navaja en la mano y mucho menos que su madre se horrorizara de verla, a la mañana siguiente, con 18 puñaladas en el cuerpo. Metió los pies descalzos bajo las sábanas, pero no le fue suficiente. Terminó por taparse hasta el cuello. Era una fantasía que arrastraba desde niña: mientras estuviera cubierta –con excepción de la cabeza– estaría a salvo. ¿De qué? Payasos come-niños, brujas de grandes narices u hombres con heridas sangrantes y cuchillas en las manos. Qué importa.
Comenzó a ser asaltada por una infinidad de pensamientos estúpidos; tan irracionales que llegó a avergonzarse de ellos. Se pensó como la creación de una imaginación ajena y concibió la idea de un ser omnipresente que pudiera controlar su existencia alterando la puntuación de un párrafo cualquiera. Supuso, que en ese preciso momento en que perdía la consciencia por el cansancio, aquél hombre de lentes y con las mangas de la camisa remangadas, tecleaba sobre una Powerbook G4 la orden que la condenaba a dormir.
Mostrando entradas con la etiqueta paul auster. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta paul auster. Mostrar todas las entradas
lunes, 23 de mayo de 2011
miércoles, 17 de junio de 2009
Una mujer en la oscuridad
“Estoy solo en la oscuridad, dándole vueltas al mundo en la cabeza mientras paso otra noche de insomnio, otra noche en blanco en la gran desolación americana”.
Un hombre en la oscuridad
Paul Auster
Paul Auster
Un ‘verdadero’ escritor sumerge a sus personajes en la cotidianidad, la miseria y los desastres y a la vez los rescata de sí mismos a través de la fascinación de lo imaginativo y de mundos alternos que ‘perfeccionan su existencia’. Es, justamente a través del ensueño, que sus creaciones literarias se perdonan a sí mismas.
Un verdadero escritor captura, dentro de la magia de sus historias, y la mente de sus protagonistas, universos reales e ilusorios para recordar al lector la verdadera forma de vivir de todo ser humano.
****
Solo, en la oscuridad, August Brill imagina un mundo en guerra. Dentro de esta invención, que pretende ser ajena a su realidad, un puñado de personas lo señalan como el responsable de su decadencia. A la par, un hombre que yace en el fondo de un pozo, debe asesinarlo para evitar que sus narraciones sigan destruyendo ese pequeño cosmos que se ve amenazado por un conflicto armado sin fin.
Después de 138 páginas, Brill se perdona la vida. Asesina a su asesino y recuerda su historia mientras su nieta lo mira a su lado. Vuelve a satisfacerse y a sufrir a través de sí mismo. Y, aunque la guerra sigue alimentándose dentro de su mente, ha dejado de fantasear con un mago que debe exterminarlo y, a la mañana siguiente, se percata de que el peregrino mundo sigue girando.
****
Sola, en la oscuridad, me permito continuar en un estado de vigilia que me obliga a pensar. Doy varias vueltas en la cama y, con los ojos cerrados, sigo viviendo lo que creo que, durante el día, ha sido mi vida. Me sonrío, me felicito, me humillo, me castigo y, algunas pocas veces, me perdono.
Cuando alejo a alguien de mi vida, me permito soñarlo para seguirme mortificando con la culpa de no tenerlo o, en otras ocasiones, para exonerarme y dejar que mi ingenio le construya una existencia a mi lado que, por unos segundos, me satisfaga.
Hay veces, sin embargo, que casi estoy segura de que no tengo consuelo y no me basto a mi misma para remediar lo irremediable. Entonces juego. Me invento, en la penumbra, una experiencia que me salve o me condene; que me redima o me extermine. Y no es sino hasta el día siguiente que abro los ojos y, bajo la luz que me llega desde la ventana, que me convenzo, finalmente, de que el peregrino mundo sigue girando.
Etiquetas:
desasosiego,
dessassossiego,
imaginación,
irrealidad,
mundo,
paul auster,
realidad,
una hombre en la oscuridad,
universo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)