miércoles, 21 de diciembre de 2011

Decálogo del escapista

  1. No volverás a sentir su cabello entre tus dedos. Serás incapaz de recordar su textura, su color a media noche, su forma de acomodarse sobra la almohada al despertar.
  2. Escucharás su risa sólo en sueños, o quizá cuando pases junto a ella y la observes de espaldas. Extrañarás las tonterías que inventabas para transformar su enojo en carcajadas que concluían con un beso efusivo estampado en tus labios.
  3. Olvidarás su aroma, el que dejaba en tu cuerpo y que añorarás durante el tiempo que notes su ausencia. De vez en cuando te confundirás y creerás reencontrarlo en perfumes similares en la calle, pero sabrás que ese rastro aromático no es el de su piel.
  4. Recorrerás el pasillo con plena consciencia de que no hallarás sus ojos en el camino. No volverás a leer sus labios a escondidas. Nunca más te enviará un beso con las manos y nunca más corresponderás el gesto.
  5. Dejarás de ser su cómplice. No te sorprenderá con un abrazo a mediodía ni con su mano rozando la tuya mientras manejas. Las palabras que inventaron juntos se olvidarán porque ya nadie volverá a pronunciarlas. Habrá instantes en que temerás la inevitable llegada del día en que podrás verla a los ojos sin preguntarte: ¿qué nos pasó?
  6. Sepultarás el cariño, los sueños, las pasiones. Llegará otra y pensarás que todo cambió para mejorar. La olvidarás, pero siempre esperando que ella no te olvide.
  7. Dejarás de imaginar una vejez a su lado. No tendrás que convencerte de pasar una eternidad junto a ella porque ya no tendrás que serle fiel. En tu memoria será joven por siempre. Inmortal ante tus ojos, belleza lejana que no verás menguar.
  8. Te aliviará la idea de haberte librado de las peleas durante la hora de la comida. No más silencios incómodos, no más experiencias desagradables que se sumen a la montaña de rencores que cargaban. Luego recordarás sus reconciliaciones: el sexo a escondidas, sus ojos diciéndote que no quiere perderte y las promesas que ninguno de los dos podría cumplir y, sin embargo, enunciaban. Y entonces, al menos por un segundo, desearás volver a tenerla cerca... sólo para volver a discutir.
  9. Descenderás del avión, observarás los tejados azules y la noche ocre por encima del Sena. Imaginarás sus abrazos, las fotografías que no se tomaron juntos y crearás tu propia experiencia de París, un París sin ella.
  10. La escucharás con atención. Habrán pasado varios años desde la última tarde en que la besaste. Sentirás un nudo en la garganta cuando te confiese que hubo más de una vez en que contuvo sus deseos por llamarte y que tuvo que pasar un tiempo antes de atreverse a aceptar que jamás volvería a estar junto a ti.

2 comentarios:

  1. ¡Cuánta emoción! Lo bueno es que, normalmente, el siguiente acto corresponde al Ilusionista...

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  2. Je, ahora que lo mencionas, también podría ser el acto que le antecede ¿no?

    Saludos :)

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