sábado, 26 de marzo de 2011

The Piano

Que daría yo por el placer de tocar aquel piano frente a la playa... Desprender, como ella, una de las maderas que lo contienen y escuchar las melodías resonando desde el interior. Qué daría yo por abandonarlo y mirarlo desde lejos, semihundido en la arena y con la espuma de las olas salando la canción que aún no ha sido tocada.
Una mirada por cada tecla, una caricia por cada nota irradiada por tus manos deslizándose sobre el teclado. ¿Para qué vocalizar, a la manera de los otros, si la voz también nace de la música? ¿Para qué pronunciar una palabra si los dedos sobre las blancas y negras hablan mejor que cualquier manifestación de la oralidad? Del sonido del piano, su amor por ti. De tu espalda contorneándose, su deseo. De tu mirada, la entrega. De su mutilación, tu espíritu lacerado; tu alma entonando la canción que te impida recordar la sangre sobre la tierra, la pérdida del apéndice que te transporta a ese paraíso sonoro al que sólo tú sabes remontarte.
¿Y si hubieras compartido, junto con tu piano, la tumba sagrada en el fondo de océano? Entonces la imagen se traduciría en lírica: el cuerpo inerte atado al instrumento que le otorgó vida. Porque ¿qué habría sido de tu existencia sin aquel hermoso piano con el que siempre hablaste aunque otros no escucharan?

-Música, 'Dreams of a Journey', de Michael Nyman para The Piano http://youtu.be/vJ3_pFGq5_I

1 comentario:

  1. Y si tu cuerpo fuera un piano...me encantaria tocarlo suave y lentamente...pero no con mis manos...solo con mis labios...

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